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Cuando Mark Zuckerberg tenía 20 años y estudiaba en Harvard, los fines de semana sus amigos le decían: «Hay fiesta en la fraternidad Alpha Epsilon Pi. ¡Vamos a divertirnos!»

Él les respondía: «Si vieras como me estoy divirtiendo». Mark prefería entretenerse con sus programaciones de códigos para sacar adelante su proyecto de conectar en una red social a los estudiantes de la universidad. Tenía claro su sueño.

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Ellos solían replicarle: «Eres aburrido». A lo que él contestaba: «Ni te imaginas cómo me voy a divertir en 5 años». Mientras sus compañeros se marchaban a interminables borracheras, él solo atinaba a despedirlos con el gesto del dedo medio levantado.

Así transcurrían los inicios de Facebook: Mark con sus audífonos puestos, una botella de agua y un red bull para recargar energía, divirtiéndose a la grande violando los códigos de seguridad informáticos de la prestigiosa Universidad de Harvard y tratando de hacer realidad su sueño.

Mark Zuckerberg, durante sus años de estudio en la Universidad de Harvard.

Reflexión

Así es, chicos y chicas, la verdadera vida de los emprendedores. En una primera etapa, el emprendimiento requiere bastante dedicación; dedicarle el tiempo suficiente para hacer realidad el sueño. Luego la empresa dará un salto y podemos disponer de mayor tiempo libre para disfrutar el éxito alcanzado.

A ponerle ganas y mucha pasión, emprendedores, luego el éxito nos sonreirá. El sacrificio es progreso; el dinero no llega fácilmente ni tampoco de manera instantánea, primero se siembra para luego cosechar.

¡Feliz fin de semana, amigo emprendedor! No te desanimes, tu sacrificio valdrá la pena.

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