PUBLICIDAD

Gino Briceño Crisanto es el propietario de “Las Terrazzas”, un centro recreativo ubicado en Chulucanas. Con la llegada de la pandemia, se paralizó la atención pero no el espíritu emprendedor: el piurano decidió trabajar la propuesta de la elaboración y venta de algarrobina. Ahora la marca La Panosa ocupa un lugar importante en las mesas de muchas ciudades del país.

Fuente: Gino Briceño.

Las instalaciones de “Las Terrazzas” se convirtieron en el espacio ideal para que “La Panosa” viera la luz del mercado piurano, primero, y del nacional después. “Teníamos toda la logística y la cocina equipada, es decir, todo el equipo necesario como para empezar a trabajar. La algarrobina fue una decisión”, confiesa el emprendedor.

Reinvención

“Ser emprendedor en estos tiempos es complicado. Las personas hemos estado viendo una oportunidad de negocio. Hemos creído conveniente apostar por un producto”, explica Gino Briceño, quien, lejos de rendirse tras la pausa del centro recreativo, replanteó el concepto de negocio: los piuranos necesitaban una opción que contribuyera al buen estado de salud. La algarrobina era la ideal.

PUBLICIDAD

El propósito del emprendimiento se refleja también en las palabras que su propietario quiere depositar en la mente del consumidor: bienestar, salud. “Ofrecemos un producto económico y que además es nutritivo”, afirma Gino.

La Panosa también ofrece miel de abeja. Fuente: Gino Briceño.

Competencia

Ya que Piura es una ciudad que alberga a una de las mayores extensiones de bosque seco, la presencia de algarroba facilita que muchos elijan ofrecer el derivado, la algarrobina. Gino Briseño asegura que La Panosa se distingue de la competencia porque en la elaboración no se utiliza ningún aditivo ni implemento que pueda adulterar la fórmula del producto. Además, existe alto control de calidad y un respeto por los tiempos que requiere la mezcla para que esté en el punto exacto de sabor.

Confianza del cliente

“Ganarse la confianza no es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Ser productor y vendedor requiere perseverancia. Hay que tener una visión para ver la necesidad que hay en el mercado”, afirma el emprendedor, quien también ha sabido sacar provecho del nombre pegadizo: “La Panosa” significa “pa’ no sacarla de tu mesa”, “pa’ no sacarla de tu mente”, “pa’ no sacarla del régimen alimenticio”.

Apoyo

Gino Briceño confiesa que sin el apoyo de familiares y amigos el ritmo del emprendimiento no sería el mismo. Por ahora cuenta ya con una cartera de clientes fieles. Son peruanos que, sin costo de delivery, adquieren el medio kilo de algarrobina a S/14 y el kilo a S/25.

PUBLICIDAD

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor, ingresa tu comentario
Por favor, coloca tu nombre aquí