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Los sánguches de La Lucha son una delicia para el paladar de quienes han tenido el gusto de probarlos y es que la variedad que ofrece este restaurante nunca decepciona a los cientos de peruanos que visitan diariamente sus locales en Trujillo, Lima y Arequipa.

No obstante, lo que pocos saben es que detrás de este exitoso negocio hay un piurano que alguna vez inició vendiendo sus sánguches por las calles de la ciudad norteña a tan sólo S/5 soles, su nombre es César Taboada.

Con el objetivo de obtener permiso de sus padres para salir de fiesta, César comenzó a vender sánguches de asado, pavo o chicharrón con el apoyo de su tía; además, alquilaba los cómics que sus otros tíos les regalaban.

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«Para que no salga a mataperrear en mi casa de Piura, mis tíos me traían historietas y yo las alquilaba a 10 céntimos«, narra a Trome.

La Lucha tiene locales en Trujillo, Lima y Arequipa, a nivel nacional, y en Chile y Colombia, a nivel internacional. / Foto: La Lucha.

Un destino diferente

A los 12 años, Taboada ni siquiera pensaba dedicarse al negocio gastronómico, sino, convertirse en un gran ingeniero. Fue así que decidió estudiar ingeniería mecánica eléctrica y contabilidad; sin embargo, la vida le tenía preparado otro destino.

Tiempo después y en busca de mejores oportunidades laborales, el piurano viajó a Lima, donde conoció al que sería su socio.

«Cuando esperaba que limpiaran mi oficina en Miraflores, yo me iba a tomar un café y conocí a un ‘gringo’. Nos hicimos amigos, lo asesoré en temas contables para su restaurante, y le dije que cuando le vaya bien, haríamos una sanguchería«, comenta.

Diariamente, La Lucha alberga a cientos de peruanos en cada uno de sus locales. / Foto: La Lucha.

La Lucha constante de los peruanos

Así fue. César y su amigo soñaron, planificaron y fundaron La Lucha, sin imaginar todas las barreras que tendrían que superar.

«Es duro conseguir el capital para crecer, los bancos no creían en nosotros ni tampoco los centros comerciales«, reveló.

Pese a ello, César no desistió y con el apoyo de su familia, que publicitaban sus sánguches de boca en boca, consiguieron aumentar su clientela.

«Mi sobrino trajo a sus amigos de la universidad y ellos a sus padres, de lo que vendíamos cien panes, terminamos en 360. (…) Cuando llegamos al óvalo Gutiérrez nos rogaban para estar en Larcomar», precisó.

Poco a poco su pequeño negocio fue creciendo hasta convertirse en el gran restaurante que hoy es, el cual ha logrado llegar hasta Chile y Colombia.

Al respecto, Taboada revela que, pese a lo que muchos creen, La Lucha no está inspirada en el nombre de una mujer, sino en la lucha constante que tienen que hacer los peruanos para alcanzar sus propósitos.

Con todo ello, César Taboada descubrió que sus anhelos no tenían límites, por lo que continúo creando nuevos negocios y actualmente también cuenta con los restaurantes Siete Sopas y República.

Más información en www.emprender.pe

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