Esta historia se remonta al 2017, año en el que el fenómeno del Niño Costero azotó al norte del Perú, dejando innumerables estragos, que aún hoy no se resuelven. Sin embargo, en medio de toda la tragedia un grupo de mujeres emprendedoras, con arte en las manos, crearon la organización de mujeres tejedoras, denominada “Asociación Tejiendo Esperanza Nuevo San Pablo”.
«Esta asociación, en un inicio, se conformó por 80 mujeres emprendedoras, teniendo como presidenta a doña Verónica Sandoval», señala José Antonio Choquehuanca, estudiante de Lengua y literatura de la Universidad Nacional de Piura.
José Antonio Choquehuanca forma parte del grupo de estudiantes del noveno ciclo de Lengua y Literatura, en la UNP, que junto a la Dra. Aurelia Zavala Palacios y al Lic. Luis Gerardo Palacios Ramírez se unieron a las artesanas. La finalidad del proyecto, enrumbado desde el 2017, es promocionar el trabajo de las artesanas.
Para ello, se realizaron muchas actividades. Como la creación de ferias y participación en concursos y conversatorios. Mediante los cuales se busca el empoderamiento de la mujer, permitiéndoles dejar un impacto en la comunidad piurana.
Este grupo de mujeres emprendedoras son un ejemplo de superación y fortaleza. Quienes en la dificultad, aprovecharon el arte que tienen en sus manos para trabajar diversos productos en base a la paja toquilla.
Tejiendo durante la pandemia
Pese a aún no haberse recuperado de los daños ocasionados por el «Niño costero», las artesanas de Nuevo San Pablo están enfrentando un reto aún mayor. En la precariedad de su situación, deben salir adelante y superar las consecuencias de la pandemia.
Según José Antonio, estudiante y voluntario del proyecto para promover el trabajo de las artesanas de Nuevo San Pablo, «ellas ahora no están vendiendo. Sin embargo, la pandemia no las ha detenido, sino que ellas han seguido tejiendo. Por lo que tienen productos, pero ahora necesitan venderlos».
En ese sentido, la coyuntura cambio los planes. Pues, en un principio los estudiantes voluntarios de este proyecto planeaban constituir una tienda física para que la asociación pueda ofrecer y vender sus productos.
Sin embargo, «debido a la coyuntura, decidimos transformarnos, adaptarnos y digitalizarnos«, comunica Choquehuanca. En ese sentido, empezaron con la creación de las páginas de Facebook e Instagram de la asociación donde publican fotos de los productos.
Asimismo, luego de la creación de las redes, se planea capacitar en tecnología a las artesanas. «Nos hemos propuesto capacitarlas en el mundo digital, para puedan manejar la venta de sus productos. Aún lo estamos organizando porque es difícil que ellas tengan conexión, pero no imposible», puntualiza José Antonio.
Sumándose al proyecto
Actualmente, este proyecto está creciendo. Sin embargo, el grupo de colaboradores que promocionan esta asociación está quedando pequeño. «Los mismos estudiantes, buscamos alianzas estratégicas», señala.
«Sobre todo, queremos mano de obra. Alguien que pueda hacerse cargo del marketing porque ellas buscan vender sus productos y hacerse conocidas en el mercado. Ya que viven de las ventas de sus productos», agrega José Antonio.
Debido a la virtualización del negocio, deben implementar otros servicios, como el delivery. «Estamos buscando alianzas estratégicas con empresas, para que les brinden apoyo a las artesanas», sostiene.
Asimismo, José Antonio Choquehuanca nos comenta que las asociación formada por las artesanas de Nuevo San Pablo tienen todo sus papeles regularizados. «Sus tejidos están registrados en Indecopi y Sunat, todo su trabajo está regularizado según la ley». destaca.
Finalmente, José Antonio, en representación de los demás miembros comprometidos en apoyar la difusión, promoción y ventas de la Asociación Tejiendo Esperanza Nuevo San Pablo, hace una invitación a los piuranos.
«Llamamos a la población a ver sus trabajos y artesanías en nuestras redes. Comprándoles, aparte que las apoyas a ellas, contribuyes a su arte. Apelamos a su sensibilización y solidaridad para adquirir sus productos», finaliza.