Carlos, Jorge y Diana Hernández Mesta comparten también un talento: el lettering. Hace dos años fundaron Literal letras para desenvolver su gusto por esta manifestación y, además, para contribuir con el ecosistema artístico del norte.
“A mano, con pasión para las mentes y los corazones” es como los hermanos definen a este emprendimiento. Se trata de una propuesta artística que reúne enunciados con la intención de exponer la carga cultural que hay detrás: “hacer notar las palabras mucho más allá de su sentido literal”, explican.
Camino
Desde pequeños, los Hernández Mesta se sumergieron en el mundo del color. “Literal letras es el resultado de muchos años de práctica, nos dimos cuenta sobre la marcha de que nos gustaba explorar bastante la caligrafía, el diseño, las artes”. El camino, entonces, comenzó con una certeza: cada producto debía pasar por un alto control de calidad.
La primera venta fue un cuadro que contenía la descripción “Sin orden nada existe”. Desde ese momento las palabras no dejaron de encender la creatividad: “Qué culpa tengo yo de ser mejor que tú”, “Ódiame, pero sin llorar”, “No hay mejor profesor que el error”, “Olvídame, pero no me confundas” … y una larga lista que ha capturado el fanatismo de aquellos que valoran la dedicación.
Organización
Si bien es cierto que Literal Letras cuenta con una gran cantidad de seguidores que apoya cada paso del emprendimiento, la dinámica de reinvención no le es ajena. Los hermanos han concebido el tiempo pandémico como una incubación: “Estamos diversificando Literal, hay una nueva vertiente que se llama Literal Branding. Estamos ayudando a marcas para empresas, no solo con el conocimiento de tipografía, sino también de marketing”, señalan los Hernández Mesta.
Propósito
Los colores, los trazos y los tipos de escritura convergen en cada producto que los hermanos elaboran, pero hay un factor agregado: ellos buscan que el espectador advierta la carga cultural detrás de cada línea.
Para cumplir con este fin, los emprendedores confiesan que son bastante selectivos con las palabras que ocuparán sus lienzos. Ellos desean escapar de la frialdad que hay en la transacción de pedido-venta, por eso van tras la inspiración a través de películas, libros y charlas. Además, trabajan de manera constante para depositar tres palabras en la mente del cliente: fuerza, corazón y pasión.
Novedades
La llegada del covid-19 no paralizó el espíritu estratégico. Los hermanos han empleado los últimos meses en organizar no solo las ramas de Literal, sino también en extender su lista de productos. Si los cuadros ya cautivaban los corazones de grandes y chicos, ahora habrá una nueva opción, la ropa.
Al ritmo de la cumbia, una fuente de inspiración para capturar verdades y luego dibujarlas, los emprendedores muestran en cada producto la alegría de poder ofrecerle al país una posibilidad distinta de consumir arte.