Sofía Chumacero López fundó Mi Dulce Fe en febrero de este año, desde entonces no ha dejado de ayudar a los piuranos para que, a través de un detalle, se acerquen a los corazones de quienes más aprecian.
Inicios
“Mis familiares fueron mis primeros jueces, me daban luz verde. Tengo que aceptar que algunas recetas se me hacían muy complicadas, pero con mucho esfuerzo logré perfeccionarme”, indica la joven que decidió alejar los miedos y mostrar su talento al público porque “finalmente eso significa ser emprendedor: tomar riesgos y ver qué pasa”.
Nombre del negocio
“Yo soy evangélica, soy muy creyente. Me demoré para lanzar mi negocio por redes porque quería que el nombre tuviera la esencia de mi negocio. Hay un versículo en la biblia: sin fe es imposible agradar a Dios. Entonces como lo que preparo es dulce, quiero que mi negocio se llame Mi dulce fe”, relata Sofía.
La mención evidencia que cada paso de este emprendimiento ha sido pensado y, además, dotado de algún valor. El optimismo es parte de la marca y por ello los brownies, los alfajores, los piononos, las trufas de chocolate y las tortas poseen una cara humana que vale la pena entender.
Propósito de Mi Dulce Fe
Sofía siempre se inclinó por el lado artístico, este gusto complementa a su lado repostero para, así, lograr un solo objetivo: hacer felices a los demás. “Deseo que las personas no solo coman un rico postre, sino que al probarlo tengan un mensajito que les alegre el día”, afirma. Por eso, ella se encarga de personalizar cada entrega. ¿Cómo logra encontrar el diseño adecuado? Entabla una conversación muy cercana con el cliente, de tal manera que la caja reflejará luego la intención y todo el cuidado que hay detrás.
Tiempo de pandemia
“La clave para definir un antes y un después es el tema de la adaptación: todos los emprendedores nos hemos tenido que adaptar a la nueva normalidad que existe ahora, por nosotros y por nuestros clientes”, expresa Sofía, quien asegura también que la pandemia es una oportunidad para resurgir, para innovar.
Palabras importantes
Los términos que la emprendedora desea depositar en la mente de sus clientes son “artesanal” e “historia”. Lo primero tiene que ver con la elaboración, tanto del producto como del empaque. Hay una dedicación que implica colores y mucha creatividad. Lo segundo está relacionado con la atención que Sofía tiene hacia cada cliente: “Trato de que ellos sean quienes personalicen al 100% sus productos porque cada uno tiene una historia de contar”.