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“Los negocios sociales son empresas creadas para resolver problemas… Si todos creemos en ello, desaparecerá la oscuridad”. Esta frase de Muhammad Yunus, banquero, economista y Premio Nobel de la Paz, resume perfectamente el propósito del emprendimiento social. Yunus, quien fundó el Banco Grameen en 1983, dedicó su vida a otorgar microcréditos a los más necesitados para fomentar la autosuficiencia financiera. Hoy, su visión sigue inspirando a miles de personas en todo el mundo que utilizan el emprendimiento como herramienta para generar un impacto positivo.

El perfil de profesionales comprometidos con causas sociales está creciendo rápidamente. El emprendimiento social no solo busca generar ganancias, sino también resolver problemas estructurales de la sociedad. Es una nueva forma de solidaridad que combina fines comerciales y sociales para construir un mundo más justo y equitativo.

Ejemplos inspiradores: Kuvu y Covida

Uno de los casos más recientes de emprendimiento social es Kuvu, una iniciativa liderada por Haize Trueba. Su modelo conecta a personas mayores con jóvenes que buscan alojamiento, permitiendo a los adultos mayores alquilar habitaciones libres en sus hogares. Este proyecto, además de reducir la soledad no deseada, ayuda a mejorar la calidad de vida de los ancianos.

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Sin embargo, cuando llegó la pandemia de coronavirus en 2020, el modelo inicial de convivencia entre desconocidos se vio afectado por las restricciones de distanciamiento social. Ante este desafío, Trueba adaptó su idea y lanzó Covida, una aplicación que funcionó como una red de apoyo solidario para personas mayores que necesitaban ayuda con compras o medicamentos. Ambos proyectos reflejan cómo el emprendimiento social puede evolucionar para responder a las necesidades cambiantes de la sociedad.

Fines sociales y comerciales: el equilibrio del emprendimiento social

El éxito del emprendimiento social depende de encontrar un equilibrio entre los objetivos sociales y los comerciales. Según el Informe Especial Global Entrepreneurship Monitor (GEM) sobre Emprendimiento Social 2024, la puesta en marcha de este tipo de iniciativas ha aumentado significativamente en los últimos años. Además, la crisis del coronavirus despertó una oleada de mentes emprendedoras decididas a ayudar a los demás.

Para ser un emprendedor social exitoso, se requieren ciertas características clave:

  • Conciencia social: Reconocer una problemática y tener la motivación para cambiarla.
  • Habilidades empresariales: Liderazgo, búsqueda de financiación, capacidad para vender y gestionar un negocio.

Organizaciones como Ashoka han jugado un papel fundamental en el fomento del emprendimiento social. Con 40 años de experiencia, Ashoka selecciona y apoya a emprendedores cuyos modelos innovadores resuelven problemas urgentes en áreas como la salud, la educación y el medio ambiente. En España, cada año nominan a 800 empresas, de las cuales seleccionan tres para recibir apoyo estratégico.

Tres perfiles de emprendedores sociales: activistas, asistentes e innovadores

Según Alexandra Mitjans , exdirectora de Ashoka, existen tres tipos de perfiles que lideran grandes cambios sociales:

  1. Activistas: Personas que luchan por transformar estructuras sociales injustas.
  2. Asistentes: Organizaciones que ayudan a paliar problemas inmediatos, como el hambre o la exclusión social.
  3. Innovadores sociales: Individuos que proponen nuevas soluciones creativas para abordar problemas complejos.

Un ejemplo destacado de innovador social es Francisco Díaz, fundador de Autofabricantes, un proyecto que desarrolla prótesis accesibles y personalizadas utilizando tecnología digital y participación comunitaria. Su plataforma permite a niños y niñas diseñar sus propias prótesis, rompiendo con el mercado tradicional obsoleto de dispositivos médicos.

Educación y emprendimiento social: proyectos que inspiran el cambio

El sector educativo también ha sido testigo de iniciativas emprendedoras que buscan transformar la manera de enseñar. Un ejemplo es Atlas de la Diversidad, liderado por Narcís Vives. Este proyecto utiliza tecnología colaborativa para conectar escuelas de diferentes países y promover un aprendizaje basado en la diversidad cultural y territorial.

La plataforma permite a los estudiantes crear contenido multimedia sobre sus comunidades, generando una biblioteca global que incluye leyendas, recetas, mercados locales y topónimos. Con la participación de 1.500 escuelas en 21 países, Atlas de la Diversidad ha logrado reducir el desinterés escolar y fomentar el trabajo colaborativo entre alumnos y maestros.

Cambio de mentalidad y el auge del emprendimiento social

El crecimiento del emprendimiento social refleja un cambio profundo en la mentalidad de la sociedad. Las personas ya no buscan solo empleos bien remunerados, sino también oportunidades para contribuir al bien común. Instituciones como el Centro de Innovación Social de Stanford han sido pioneras en promover esta visión, impulsando ideas y proyectos que abordan los grandes retos sociales y medioambientales.

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