La historia de Dulce Estación Piura es un testimonio de cómo seguir los sueños puede llevar a cumplir pasiones inesperadas. Mónica Rodríguez, comunicadora de profesión, decidió dar un giro a su vida para dedicarse a lo que realmente la apasionaba: la repostería. Hoy, su emprendimiento combina talento, perseverancia y amor por los detalles, ofreciendo postres, tortas y bocaditos que reflejan su dedicación.
De la comunicación a la repostería
Aunque Mónica estudió cinco años para convertirse en comunicadora, su verdadera pasión siempre estuvo en la cocina. Desde pequeña, encontró en la preparación de postres una forma de expresión y felicidad. «A veces fallaba, pero no me rendía. Algo dentro de mí me decía que debía seguir intentando», comenta. La cocina se convirtió en su refugio, un espacio donde podía ser creativa y transmitir amor en cada receta.
Sin embargo, tomar la decisión de cambiar de rumbo no fue fácil. «Mis padres fueron mis mayores críticos y mis principales apoyos. Probaron cada creación y me alentaron a mejorar», recuerda Mónica. Su persistencia finalmente dio frutos, y decidió dar un paso más al emprender su propio negocio.
Su abuelito le dio fortaleza para emprender
La chispa definitiva para iniciar Dulce Estación llegó con el recuerdo de su abuelo materno, Francisco Coronado Morán. Él siempre le inculcó valores como la independencia, el esfuerzo y la rectitud. «Sus palabras se quedaron grabadas en mí: ‘Haz lo que te gusta y hazlo bien. Sé una mujer independiente y de bien’», relata Mónica.
Tras el fallecimiento de su abuelo, Mónica encontró en la repostería una manera de honrar su memoria. En mayo, durante la campaña del Día de la Madre, decidió lanzar su negocio. Con los pocos recursos que tenía, empezó a crear chocolates y bombones. «No tenía moldes, espátulas ni pinceles, pero usé mis ahorros para comprar lo básico y me puse a trabajar», explica. Cada detalle, desde las etiquetas hasta el empaque, lo hacía con sus propias manos, demostrando que con creatividad y esfuerzo se pueden superar las limitaciones.
Una pasión que no se detiene
A pesar de los desafíos económicos, Mónica nunca dejó de invertir en su negocio. Poco a poco, fue adquiriendo herramientas más profesionales y perfeccionando sus técnicas. Hoy en día, está cumpliendo uno de sus mayores sueños: estudiar pastelería en Le Cordon Bleu, una de las escuelas más prestigiosas del Perú. «Es un sacrificio enorme, pero cada día me acerco más a mi meta de abrir una cafetería de postres franceses», dice con orgullo.
Un mensaje para quienes desean emprender
Para Mónica, la clave del éxito está en la perseverancia y la confianza en uno mismo. «Nada en esta vida es fácil, pero si tienes ganas, hazlo. Encomiéndate a Dios y pon todo tu corazón en ello», aconseja. También destaca la importancia de empezar con algo que uno hace bien y que puede gustar a los demás, recordando que el crecimiento es un proceso que requiere paciencia y dedicación.
Dulce Estación Piura es el reflejo de un sueño hecho realidad. Con un catálogo de deliciosos postres y un amor inquebrantable por la repostería, Mónica Rodríguez inspira a otros a seguir sus pasiones y a creer en el poder transformador de los sueños.
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