En el segundo piso de la avenida Tacna 154, se encuentra DIPA, una escuela de cocina y pastelería fina dirigida por Dilcia Delgado Alama y su esposo, Pablo Honorio León. Ambos administran la escuela y dictan las clases, ofreciendo cursos y talleres que abarcan desde pastelería básica hasta técnicas avanzadas en fondant y decoración de tortas comerciales. Dilcia es una chef de gastronomía formada en el Instituto Gastronómico y Artes Culinarias Cumbre de Chiclayo, y Pablo es un maestro en pastelería, lo que les permite ofrecer una educación de alta calidad a sus estudiantes.
DIPA atrae a una variedad de alumnos. Ingenieros, contadores, enfermeras y otros profesionales encuentran en sus clases una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades, mientras que otros alumnos buscan aplicar lo aprendido en eventos familiares o en proyectos de emprendimiento.
La metodología de Dilcia se enfoca en hacer que cada alumno, independientemente de su experiencia previa, encuentre confianza y disfrute en el proceso de aprendizaje. Además, los talleres incluyen herramientas prácticas como la enseñanza de costos y precios, facilitando a quienes desean convertir sus conocimientos en un negocio sostenible.
Una historia de superación:
Muchos emprendimientos importantes vienen con una gran historia de superación detrás. La escuela de pastelería fina DIPA, que ahora forma a diferentes mujeres en Piura, nació de una situación familiar dolorosa que su fundadora, Dilcia Delgado Alama, supo transformar en una oportunidad para reinventarse y empoderar a otras mujeres.
Antes de fundar su escuela, Dilcia era madre de dos hijos y se dedicaba ocasionalmente a vender postres y pasteles. Su pasión por la pastelería la llevó a aprender de forma autodidacta y a participar en diversos cursos ofrecidos en Piura.
«A mí me gustaba aprender, y cuando llegaban cursos que venían de Lima o de otros lugares, yo me inscribía. Una vez incluso tomé un curso de un año a pesar de que tenía mis dos hijos pequeñitos», recuerda Dilcia.
Todo parecía marchar bien hasta que, a su hija menor, con apenas 8 años, le detectaron cáncer. Dilcia y su esposo lo dieron todo para costear los tratamientos médicos, gastando hasta lo que no tenían. La batalla fue ardua y, aunque lo intentaron todo, la pequeña no logró sobrevivir. Además, su esposo perdió su empleo, y la familia quedó sin un techo donde vivir.
El dolor por la pérdida era inmenso, y el médico de Dilcia le recomendó cambiar de ambiente para intentar superar el duelo. Decidieron vender lo poco que les quedaba y se trasladaron a Chiclayo, donde alquilaron una pequeña habitación para empezar de nuevo.
Ya en Chiclayo, Dilcia tuvo un sueño, soñó que su hija le pedía que enseñara a preparar postres. En esas fechas ella estaba dándole lecciones de pastelería a su esposo, quien se encontraba desempleado.
Este sueño, junto con la motivación que le daban su hijo mayor y sus familiares, hicieron que tome la decisión de formarse profesionalmente en cocina y pastelería fina y abrir una escuela de pastelería que finalmente consiguió formalizar y trasladar a Piura.
«Entonces Formaliza Perú me ha ayudado en formalizar mi empresa. Ellos me ayudaron en todo lo que es la formalización de la empresa en el RUC (…) y ahora ya la empresa ya está constituida.»
Qué hace especial a este emprendimiento:
«DIPA Escuela de Pastelería y Cocina», liderada por Dilcia Delgado Alama, se distingue por su enfoque personalizado y orientado al emprendimiento.
Recetas Caseras y Naturales
Las recetas que se trabajan en DIPA priorizan ingredientes naturales, y evitan el uso de químicos y conservantes. Esto asegura productos saludables y duraderos, que al mismo tiempo son adecuados para el comercio. «Nuestra receta la hemos cambiado para que nuestros productos tengan más duración sin nada de químicos. Todo es al natural, todo casero, y nuestras tortas tienen duración de una semana o hasta 15 días, como para que lo puedan vender sin que se malogre el producto», explica Dilcia.
Participación Activa en la Enseñanza
Cada alumno participa directamente en todas las etapas del proceso culinario, desde la selección de insumos hasta la decoración final. «En nuestros talleres, cada uno realiza todo paso a paso, desde cero: desde los insumos, batir, hornear, decorar y todo», detalla Dilcia. Este enfoque práctico permite a los estudiantes adquirir habilidades adaptadas a sus necesidades.
Formación en Emprendimiento
Dilcia busca empoderar a sus estudiantes para que generen ingresos con lo aprendido. «Mi fin es que todas las mujeres tengan un emprendimiento, que sepan lo que son estos productos de tortas. Aquí les enseñamos tortas enteras, tortas a porciones y también la presentación de cada torta, cómo deben venderla, el costo de cada producto, y cómo deben sacar su costo», explica.
¿ Qué obstáculos han enfrentado?
La historia de DIPA no ha estado exenta de retos. Desde su traslado a Piura, Dilcia y su esposo han superado importantes desafíos relacionados con la formalización del negocio, el reconocimiento en un nuevo entorno y la creación de redes de apoyo.
Desafíos Logísticos y de Formalización Empresarial
Al llegar a Piura, Dilcia tuvo que reinventar su negocio desde cero. Inicialmente, comenzó vendiendo pasteles como ambulante en una esquina cercana a la avenida Country y Cáceres. «Yo he estado realmente en mi negocio de manera informal, pero acá… yo me puse como ambulante en un sitio, en la esquina de la avenida Country y Cáceres, ahí en la esquina, en la farmacia», relata.
La oportunidad de formalizar su negocio llegó cuando fue invitada a una charla para emprendedoras, donde conoció a Formaliza Perú. Esta organización fue clave para ayudarla a registrar su empresa y cumplir con los requisitos legales. «Formaliza Perú me ha ayudado en formalizar mi empresa. Ellos me ayudaron en todo lo que es la formalización de la empresa, en el RUT, en el contador, en todo, absolutamente todo», explica Dilcia. Gracias a este apoyo, DIPA logró convertirse en una empresa formalmente constituida.
Dificultad de Hacerse Conocer en un Nuevo Entorno
Otro desafío fue construir una reputación en Piura, donde DIPA no tenía el reconocimiento previo logrado en Chiclayo. Para superar esto, Dilcia participó en ferias locales y colaboró con la municipalidad de Castilla. «Estoy con la ayuda de la Municipalidad de Castilla y con las ferias en las que estoy participando para dar a conocer nuestros productos y las cosas que nosotros enseñamos, para que nuestra academia surja y salga adelante», comenta. Estas actividades le permitieron demostrar la calidad de sus productos y atraer nuevos estudiantes.
El crecimiento de DIPA
Para crecer, «DIPA Escuela de Pastelería y Cocina» ha requerido de una combinación de resiliencia, adaptabilidad y un compromiso con la educación continua. El traslado del negocio desde Chiclayo hasta Piura trajo consigo numerosos desafíos, desde la necesidad de establecer una nueva base operativa hasta el proceso de formalización, lo que puso a prueba la capacidad de Dilcia Delgado para adaptarse a un mercado completamente nuevo.
El éxito de DIPA también ha dependido de la iniciativa personal y el trabajo arduo. Además, la utilización de recursos comunitarios y redes, como la colaboración con Formaliza Perú y la municipalidad de Castilla, fueron cruciales para superar obstáculos y fortalecer el negocio. Finalmente, la escuela se destaca por su enfoque en el empoderamiento de sus estudiantes, especialmente mujeres, ya que no solo las equipa con habilidades para la cocina, sino también con herramientas para la gestión empresarial y el desarrollo personal.