El sistema financiero peruano avanza hacia una etapa de digitalización con la Ley N.° 4975-2022-CR, que autoriza el pago de sueldos, pensiones y gratificaciones a través de billeteras digitales como Yape y Plin. Según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), en 2024 más del 67 % de las transacciones digitales se realizaron mediante estas plataformas. Aunque el crecimiento impulsa la inclusión financiera, especialistas advierten que el reto principal será fortalecer la seguridad digital para proteger a millones de usuarios.
Principales riesgos en el uso de billeteras digitales
El incremento de operaciones digitales en Perú genera riesgos que deben atenderse con prioridad. Entre ellos destacan:
- Suplantación de identidad mediante malware o phishing.
- Robo de credenciales y accesos no autorizados.
- Errores humanos o fraudes internos.
- Filtración de datos sensibles, como información sobre remuneraciones.
Al respecto, Micha Calmet, Country Manager de la fintech ProntoPaga en Perú, sostuvo: “El cambio no es solo operativo, es estructural: la seguridad debe estar en el centro del diseño del sistema de pagos”.

Medidas para reforzar la seguridad digital
La protección en pagos digitales requiere tecnología, buenas prácticas y educación financiera. Entre las principales recomendaciones se encuentran:
- Usar plataformas certificadas bajo estándares internacionales de seguridad, como PCI DSS e ISO 27001.
- Activar la autenticación multifactor y verificar la identidad antes de cada operación.
- Capacitar a trabajadores en prevención de fraudes digitales y en el uso seguro de contraseñas.
- Realizar auditorías periódicas en procesos de pago para identificar vulnerabilidades.
Además, herramientas como inteligencia artificial, machine learning y tokenización ya se utilizan para anticipar ataques y detectar patrones sospechosos en tiempo real.
Desafíos para la inclusión financiera en Perú
La ley busca ampliar la inclusión financiera, sobre todo en regiones con acceso limitado a la banca tradicional. Sin embargo, su efectividad dependerá de que empresas, trabajadores y proveedores tecnológicos avancen de manera coordinada. El gran reto será construir confianza, priorizando la seguridad digital al mismo nivel que la innovación.