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Con una sonrisa en el rostro y un par de aretes brillantes y glamurosos como su personalidad, así nos recibe la diseñadora Claudia Ivette Rengifo Ramírez en su acogedor taller artesanal de confección de accesorios para mujeres.

Ella tiene 31 años y desde hace cinco lo dejó todo para emprender su propio negocio en el exigente mundo de la moda. “Chat Rosé” (“gato rosa”, en francés), como lo ha denominado, surgió como “una idea fugaz” de confección de estilizados aretes y con 30 soles bajo el brazo.

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“Fue una idea que se me ocurrió en 10 minutos y  la puse en acción. ‘Chat Rosé’ para mí es todo: es mi renacimiento como mujer, es mi pasión, mi sueño”, expresa llena de ilusión.

Claudia, una fiel amante de los felinos, comenta que eligió el nombre de “Chat Rosé” porque, así como los gatos, busca que sus accesorios sean los más elegantes y glamurosos del mercado.

Como buena millenial, creó una fanpage para dar a conocer -a través de fotografías- sus primeros diseños de aretes. En cuestión de días le hicieron los primeros pedidos. Alentada por sus amigos, quienes quedaron maravillados con la perfección de sus productos, se embarcó en esta nueva aventura.

Un camino de pedrería

Sus inicios, sin embargo, fueron difíciles. Cuenta que al principio no recibía más que tres pedidos al mes, por lo que tuvo que buscar un trabajo de medio tiempo para subsistir. “No podía vivir de mi emprendimiento […] No nací siendo una empresaria, entonces no sabía cómo hacer campañas de marketing… no vendía al nivel que vendo ahora”.

A pesar de las dificultades, Claudia Rengifo no se dio por vencida y más aguerrida que nunca decidió que era tiempo de sumergirse por completo en “Chat Rosé” si quería hacer de este su proyecto de vida.

Pasar día y noche en compañía de piedras multicolores y de la siempre conmovedora voz de la cantante británica Adele rindieron sus primeros frutos: sus aretes cobraron mayor protagonismo y los pedidos se hicieron más constantes.

Chat Rosé

Una anécdota que atesora de esta etapa tiene que ver con una ‘particular venta’ que hizo: “Una vez salí a la discoteca. Saco mis aretes azules, me siento en la barra y se me acercaron dos chicas y una me dice: ‘Qué bonitos tus aretes. ¿Cuánto cuestan?, yo te pago lo que quieras’. ¡Y me los compró, me los quitó de la orejas!”, narra.

Claudia Rengifo confiesa que la palabra clave de todo esto es “resiliencia”; es decir, nunca darse por vencido a pesar de las adversidades del camino. El fracaso es parte del éxito. Si tú fracasas y sigues adelante, aprenderás de ese error para llegar a ser mejor cada día”.

Nuevos productos y secreto del éxito

Claudia Rengifo subraya que ella no vende accesorios para mujeres, sino “una experiencia de amor” en sus tres líneas de productos.

Su “Línea Urbana” está compuesta por aretes. Los hay de diferentes tamaños y colores, todos ellos inspirados en “flores, jardines, música, amigos, situaciones de la vida…”.

También está su “Línea de Novias” donde ofrece tocados, brazaletes, collares, zapatos, entre otros accesorios personalizados para deslumbrar camino al altar. Y la “Línea de Niñas”, con vinchas y disfraces.

Un proyecto a la par es su colección de coloridos atrapasueños. Próximamente, lanzará una línea de bikinis y camisetas.

Según revela Claudia Rengifo, el secreto del éxito de “Chat Rosé” es el amor que pone en cada accesorio que confecciona. “Quiero que mis clientas y mis novias estén felices. Yo me hago muy amiga de mis clientas y quiero que mis accesorios cuenten una historia, que hablen por ellas, que transmitan su personalidad, su alma, que se sientan bellas”.

“Cuando vienen y recogen su tocado, por ejemplo, me abrazan y me dicen: ‘Gracias, Claudia, lo amé y es como me lo imaginé”, expresa llena de satisfacción.

“Soy feliz”

“Chat Rosé” ha sido una revolución de 180 grados. Dice que ahora no tiene tiempo para nada. Sale de casa muy temprano por la mañana para atender a sus clientas sin saber a qué hora regresará y se duerme hasta muy entrada la madrugada pensando en nuevos diseños para la marca.

Para esta “aguerrida” piurana -como se define-, esta es la mejor etapa de su vida porque ha encontrado lo que la hace “feliz”. Este innovador proyecto le ha valido, además de plenitud y paz, reconocimiento fuera y dentro de nuestro país.

Sus aretes, así como sus tiaras y collares, se han lucido en las más exigentes pasarelas de belleza: el Miss Piura, el Miss Perú y el Señora Universo en Finlandia. Posicionarse en el mercado internacional es cuestión de tiempo. Sus accesorios ya han llegado a países tan lejanos como Austria, España y Estados Unidos, además de Brasil.

Empoderando mujeres

Pero no todo en su vida es “Chat Rosé”. Hace poco, Claudia Rengifo se lanzó como profesora y conferencista en temas de emprendimiento. Este es un pequeño (gran) paso para, a través de su voz e historia, inspirar y empoderar a que otras mujeres dejen atrás el miedo.

Soy coach y ayudo [a las mujeres] a creer más en sí mismas. Y a contarles que los sueños se pueden alcanzar y no se tienen que sentir tristes por el lugar donde les tocó vivir en la sociedad, y que ellas tienen que cambiar su destino y luchar por sus sueños, comenta.

Claudia Rengifo, fundadora de “Chat Rosé”

Ella, como mujer de acción, pone en práctica lo que predica. A su taller asisten cinco jóvenes estudiantes de Moda, a quienes brinda la oportunidad de generar ingresos propios con su arte, con la condición de no descuidar sus estudios. Su próxima meta: “Quiero hacer un ejército de mujeres… Me gustaría reclutar mujeres que tengan algún problema (de salud) y poder ayudarlas a que tengan algún tipo de ingresos”.

“El cielo no es el límite”

La gran demanda que tienen sus accesorios le han planteado un nuevo reto a Claudia Rengifo: abrir su propia tienda. “Tengo pronosticado para noviembre lanzar mi tienda, porque mis clientas me preguntan: ‘Claudia, ¿ya la tienda? ¿para cuándo?’”.

Asimismo, pretende afianzar su presencia en regiones como Trujillo y Chiclayo, donde sus productos ya se han ganado el corazón de decenas de mujeres. “Para mí, el cielo no es el límite”, afirma.

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