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La inflación en América Latina ha generado un cambio significativo en el comportamiento del consumidor, quien ahora prioriza el ahorro y busca opciones más económicas sin sacrificar calidad. Este escenario ha llevado a las empresas a replantear sus estrategias para ofrecer valor y satisfacer las necesidades de los hogares en tiempos de incertidumbre económica. Según Max Ramberg, socio de McKinsey & Company, estas transformaciones están redefiniendo el panorama del consumo en la región.

El contexto: caída del poder adquisitivo y preferencia por lo esencial

El estudio State of Grocery: Latam 2024 , desarrollado por McKinsey & Company y Kantar, revela las principales tendencias de consumo en América Latina. Desde 2020, la caída del 25% en el poder adquisitivo ha impulsado una mayor preferencia por productos básicos y marcas propias, que se han consolidado como alternativas accesibles frente a las marcas tradicionales.

En el Perú, por ejemplo, las marcas propias experimentaron un crecimiento del 133% en valor durante los últimos cinco años. A nivel regional, esta tendencia refleja un consumo más selectivo: mientras disminuye el gasto en marcas económicas, aumenta la demanda de productos premium y marcas propias, especialmente en categorías como lácteos, alimentos y cuidado personal.

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El auge del retail moderno y el declive del canal tradicional

El retail moderno, que incluye supermercados y discounters, concentra más del 50% del mercado en la región. Entre 2022 y 2023, las visitas a estos canales aumentaron un 7%, mientras que las tiendas tradicionales registraron una caída del 2.9%.

En el Perú, aunque el canal tradicional sigue liderando con un 72% de participación, los canales modernos, especialmente los discounters, han logrado una penetración del 62%. Este crecimiento responde a la búsqueda de precios bajos y promociones atractivas, que son clave para los consumidores en épocas de inflación.

Marcas propias: el motor del crecimiento

Las marcas propias han sido las grandes beneficiadas de esta transformación. En Colombia y México lideran la participación de mercado, mientras que en Ecuador el gasto en estas marcas creció casi un 300% entre 2019 y 2023. En contraste, Brasil experimentó una disminución, posiblemente debido a la limitada expansión de discounters y la fuerte presencia de mayoristas en el mercado.

Este fenómeno no solo refleja la búsqueda de valor por parte de los consumidores, sino también la capacidad de los minoristas para adaptarse a las nuevas demandas mediante la oferta de productos de calidad a precios competitivos.

El desafío del e-commerce en la región

Aunque el comercio electrónico representa solo el 1% del consumo total en América Latina, su crecimiento se cuadruplicó en los últimos cinco años. Sin embargo, en el Perú, este canal enfrenta desafíos: a pesar de alcanzar al 30% de los hogares, experimentó una caída del 8% entre 2022 y 2023. Esto subraya la necesidad de desarrollar estrategias más efectivas para impulsar su adopción, como mejorar la experiencia del usuario y ofrecer incentivos claros.

Estrategias para los minoristas: adaptarse o quedarse atrás

Ante estos cambios, los minoristas tienen la oportunidad de reinventarse adoptando tres enfoques clave:

  1. Adaptar la propuesta de valor : Implementar tiendas más pequeñas con artículos esenciales que respondan a las necesidades inmediatas de los consumidores.
  2. Transformar el negocio con tecnología : Utilizar herramientas digitales para personalizar la oferta y mejorar la experiencia del cliente.
  3. Diversificar ingresos : Explorar nuevos negocios y modelos de comercialización que complementen las operaciones actuales.

Aunque la estabilización económica ofrece un respiro temporal, los minoristas deben mantenerse ágiles y responder activamente a las tendencias emergentes para garantizar su relevancia en un mercado en constante evolución.

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