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A pesar de que Piura es una de las regiones más importantes del Perú, conocida por su fuerte actividad agrícola, pesquera y comercial, y por ser la segunda más poblada después de Lima, enfrenta desafíos económicos y sociales significativos que impactan especialmente a las mujeres que buscan emprender y sustentar a sus familias. En zonas urbano-marginales como San Pedro, Tacalá y Velasco El Indio, muchas de estas mujeres lideran pequeñas bodegas que se han convertido en pilares económicos para sus comunidades y en la principal fuente de ingresos de sus hogares. Sin embargo, la mayoría opera desde la informalidad, enfrentando barreras culturales, sociales y estructurales que dificultan su acceso a la formalización, limitando el desarrollo de sus negocios y el alcance de nuevas oportunidades.

En ese sentido, la investigadora Brenda Silupú, profesora de la Universidad de Piura y especialista en temas de informalidad y género, lidera un proyecto que busca entender las razones detrás de la informalidad en estas mujeres emprendedoras. Su investigación, financiada por el Fondo de Capital Semilla de la UDEP, se centra en analizar no solo las barreras tradicionales como los altos impuestos o la burocracia, sino también factores culturales y sociales que influyen en la decisión de mantenerse en la informalidad.

Según Silupú, muchas de estas mujeres no perciben la formalización como necesaria para el funcionamiento de sus negocios y, además, desconocen los procesos o beneficios que podría ofrecerles. Este proyecto se está llevando a cabo en zonas como San Pedro, Tacalá y Velasco El Indio, donde las emprendedoras enfrentan condiciones desafiantes debido a la ausencia de servicios básicos y la limitada presencia estatal.

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Profesora Brenda Silupú

Resultados y descubrimientos hasta ahora

La investigación de Brenda Silupú ha revelado factores profundos y complejos que explican por qué las mujeres emprendedoras en Piura no optan por la formalización de sus negocios. A diferencia de los hallazgos tradicionales que atribuyen la informalidad a altos impuestos o trámites burocráticos, esta investigación identifica factores culturales, sociales y familiares como los principales obstáculos.

Falta de percepción sobre la necesidad de formalización

Muchas mujeres no consideran que la formalización sea necesaria para el funcionamiento de sus negocios. Según Silupú:

“No creen relevante que la formalización sea algo necesario para que su negocio pueda funcionar. Desconocen también el proceso o las ventajas que podría ofrecerles”.
Estas emprendedoras han desarrollado sus negocios de manera orgánica, a partir de necesidades inmediatas, como vender productos a sus vecinos. Con el tiempo, sus negocios crecieron, pero la falta de información y orientación adecuada perpetuó la informalidad.

Desconocimiento del proceso de formalización

A pesar de los esfuerzos de instituciones como la SUNAT para facilitar el registro de negocios mediante plataformas virtuales, estas herramientas no han llegado a las mujeres de las zonas urbano-marginales. Silupú enfatiza:

“Aunque la SUNAT permite realizar la formalización en media hora desde una página web, estas mujeres no saben cómo hacerlo”.
Este desconocimiento pone de manifiesto la necesidad de estrategias más inclusivas y personalizadas para educar a las emprendedoras sobre el proceso y los beneficios de formalizarse.

Impacto del entorno cultural y social

El entorno social de estas mujeres ejerce una influencia significativa sobre sus decisiones. Muchas de ellas están inmersas en dinámicas familiares y comunitarias que les dificultan priorizar la formalización. Por ejemplo, aquellas con una carga alta de hijos suelen dedicar su tiempo y recursos a responsabilidades familiares. Además, el rol de los esposos puede ser un factor limitante. Como señala Silupú:

“Algunas mujeres no declaran ingresos para evitar problemas, especialmente en hogares donde el esposo se siente relegado al no ser el principal proveedor”.
Esta situación muestra cómo los roles de género tradicionales y las tensiones familiares pueden perpetuar la informalidad.

Ausencia de infraestructura básica

Las emprendedoras en asentamientos humanos enfrentan la falta de servicios básicos como agua, luz, veredas y alumbrado público. Esto refuerza la percepción de que el Estado está ausente y, por lo tanto, la formalización no parece un paso necesario ni viable.

Cómo se pueden formalizar si ni siquiera tienen una dirección exacta para poder determinar la ubicación de su negocio”, reflexiona Silupú.

Contribución económica significativa pero subvalorada

A pesar de su informalidad, los negocios liderados por mujeres son el principal sustento económico de muchas familias. Silupú destaca que:

“Estas mujeres generan ingresos significativos que cada vez son más importantes para los gastos del hogar, pero no tienen en mente formalizarse”.
Esto revela una paradoja: sus negocios prosperan en términos económicos, pero su falta de formalización limita su crecimiento y las oportunidades que podrían obtener.

Dificultades para acceder a servicios de apoyo

La investigación también encontró altos niveles de desconfianza hacia las instituciones. Muchas emprendedoras tienen temor de compartir información, lo que dificulta la implementación de talleres y programas de capacitación. Según Silupú:

“Hay mucho temor y desconfianza; algunas piensan que usamos la información para sobornarlas o perjudicarlas”.
Esta percepción refuerza las barreras estructurales que enfrentan estas mujeres, perpetuando la desconexión entre las políticas públicas y las necesidades reales.

Relevancia del contexto regional

Piura, como segunda región más poblada del país y con un importante sector comercial, se enfrenta a desafíos únicos. Los fenómenos climáticos recurrentes, como el Fenómeno del Niño, afectan significativamente a las actividades económicas tradicionales, obligando a muchas mujeres a emprender en el sector minorista. Sin embargo, la falta de políticas adaptadas a este contexto agrava la informalidad.

“Piura es una región muy golpeada por efectos climáticos y económicos que escapan a la propia gestión de los negocios, lo que genera mayores niveles de desempleo y fomenta emprendimientos informales”, comenta Silupú.

Estos resultados subrayan que la informalidad en los negocios liderados por mujeres no es simplemente un problema económico, sino una cuestión profundamente arraigada en factores culturales, sociales y estructurales. Identificar estos factores es el primer paso hacia la creación de soluciones adaptadas que permitan a las mujeres emprendedoras de Piura prosperar y superar las barreras que enfrentan actualmente.

Dificultades para llevar a cabo el proyecto

El proyecto ha enfrentado varios desafíos en su implementación, principalmente relacionados con la inseguridad y la desconfianza. Muchas participantes temen proporcionar información personal, incluso para fines de investigación. Como señala Silupú: “Hay mucho temor y desconfianza; algunas piensan que usamos la información para sobornarlas o perjudicarlas, lo que dificulta la realización de talleres y focus groups”. Esta desconfianza refleja la falta de familiaridad con las instituciones y refuerza los obstáculos para el avance del proyecto.

Además, la inseguridad en las zonas urbano-marginales hace que los encuentros presenciales sean complicados, limitando el alcance de las capacitaciones. Silupú comenta: “Incluso cuando se les ofrece capacitación en la universidad, muchas no asisten debido a la inseguridad y la desconfianza”.

Este proyecto busca no solo identificar las barreras para la formalización, sino también diseñar estrategias que se adapten a la realidad de las mujeres emprendedoras en Piura. Los resultados finales se esperan para 2024, con la esperanza de contribuir a políticas más efectivas que fomenten la formalidad y mejoren las condiciones de vida de estas valientes emprendedoras.

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