En la cultura Hawaiana “Ohana” significa familia, la palabra que simboliza el nivel de amistad entre Carola Fernández, Meche Otero y Melody Campbel y, a la vez, el nombre de la boutique que han establecido hace siete meses. Dirigida a mujeres de todas las tallas y edades, Ohana pretende recordarle al público femenino que cada cuerpo es bonito y que solo necesita encontrar la prenda adecuada.
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Mantener una buena relación con los negocios ha caracterizado por años a las tres mujeres. Carola es dueña de una agencia de publicidad, Meche posee una ferretería y Melody ha conquistado al público de Colán a través de un hotel y una agencia de viajes.
Fue este ánimo de emprendimiento el que llevó a las amigas a asociar sus habilidades: Carola aprovecharía el buen trato que el mundo del marketing ha potencializado y se encargaría de la atención al cliente; Meche utilizaría su experiencia en la contabilidad de la ferretería para mantener en orden el funcionamiento de las cuentas crediticias; y Melody explotaría su ojo atinado para capturar ofertas y comprar en su país, Estados Unidos, la ropa que posteriormente ocuparía los estantes de Ohana.
Es así como en el mes de agosto de 2018 nació la boutique, pero no una común: Ohana es una tienda cuyo ingreso es posible solo mediante una cita. “No es una boutique a puertas abiertas, sino mediante citas. Las clientas tienen la libertad de escoger la hora que mejor les convenga y probarse cuanta prenda quieran. A veces se quedan dos o tres horas, eso no lo pueden hacer es una tienda cualquiera”, explica Carola Fernández.
Escenario
El panorama que se prestó para que las socias materializaran la idea fue la realidad de los centros comerciales. Cansadas de que en las tiendas por departamento las prendas solo correspondan a cuerpos estilizados y a diseños masificados, Carola, Meche y Melody decidieron traer al Perú prendas estadounidenses seleccionadas mediante el parámetro “única talla, único modelo”.
“Siempre sucede que, cueste lo que cueste, vas a un compromiso y dos o tres personas visten la misma pieza. Ohana evita esa repetición, vende prendas únicas”, comenta Carola.
La mejor prenda
La filiación con las clientas no es únicamente empresarial. Como si se tratase de amigas antiquísimas, Carola les ayuda a encontrar la prenda ideal y a romper con el estereotipo de “yo jamás me pondría eso”.
Carola Fernández Franco, una de las emprendedoras y dueñas de Ohana.
Expectativas
Ohana ha tenido muy buena acogida en Piura, es por eso que adolescentes, jóvenes y adultas siguen solicitando, además de ropa, mochilas, carteras, zapatos, aretes, cremas y una serie de accesorios que hacen de esta boutique un reflejo de la palabra exclusividad.
Motivos para seguir creciendo sobran. Las socias planean ampliar su lista de clientas sin variar la dosis de amabilidad que las caracteriza, así como establecer un ambiente a puertas abiertas.
“Deseo que las mujeres que vengan aquí se vayan felices. Esto es más un gusto, quiero que las mujeres se sientan satisfechas”, afirma Carola. Hasta ahora, la satisfacción ha primado: clientas encantadas y socias convencidas de que el mundo de Ohana va por buen camino.
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