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La Red de Estudios por el Desarrollo (REDES) alertó sobre un incremento significativo en los casos de anemia infantil en la región Piura. De acuerdo con sus datos, en 2024 el 35,4% de los niños entre 6 a 35 meses presenta esta condición, cifra que representa un aumento del 25% en comparación con el 28,5% registrado en 2021, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este aumento pone en evidencia un problema de salud pública que impacta directamente en el desarrollo infantil y que está estrechamente vinculado a las condiciones socioeconómicas de la población.

Relación entre pobreza y salud infantil

Según información del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 31,9% de la población en Piura vive en situación de pobreza, mientras que el 14,3% presenta desnutrición crónica. Estos factores contribuyen al deterioro de la salud infantil, limitando el acceso de muchas familias a una alimentación balanceada y a servicios médicos básicos.

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“La anemia ha mostrado un preocupante incremento en los últimos años, con porcentajes alarmantes que impactan negativamente en el desarrollo económico de la región. Si bien la reducción de la anemia es responsabilidad del Estado debido a sus graves implicancias en la salud y desarrollo de los niños –quienes representan el futuro del país y cuyo desarrollo cognitivo afecta directamente su capacidad productiva–, también se deben sumar esfuerzos desde distintos sectores”, señaló Germán Vega, economista de REDES.

La persistencia de estas condiciones desfavorables no solo incrementa los casos de anemia infantil, sino que contribuye a un ciclo de exclusión social que limita el desarrollo integral de la infancia.

Impactos en el desarrollo cognitivo y económico

La anemia en niños pequeños no solo afecta su estado físico, sino también su capacidad cognitiva. Estudios del Instituto Nacional de Salud advierten que esta condición durante el primer año de vida puede reducir el coeficiente intelectual y afectar el rendimiento académico, lo que repercute posteriormente en sus oportunidades educativas y laborales.

Frente a esta problemática, especialistas destacan la importancia de invertir en la primera infancia. Datos del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) indican que, por cada dólar invertido en esta etapa, se pueden generar retornos económicos de entre 4 y 9 dólares en el mediano y largo plazo.

“El avance económico comienza con una infancia sana. Se debe priorizar la nutrición y el desarrollo temprano para reducir las brechas sociales, pensando en sentar las bases para una fuerza laboral más capacitada y productiva. Al mejorar las condiciones desde la primera infancia, se generan comunidades más resilientes y con mayor capacidad para innovar y adaptarse a cambios económicos, lo cual es fundamental para la estabilidad y el crecimiento sostenido de la región”, añadió Vega.

Para abordar esta situación, REDES propone fortalecer los programas sociales orientados a garantizar una alimentación adecuada para los menores, asesoramiento nutricional a madres, detección temprana de anemia y atención médica preventiva. Asimismo, resaltan la importancia de que el Estado supervise y certifique el correcto funcionamiento de estas iniciativas para asegurar un desarrollo sostenible que impacte positivamente en la salud infantil y el crecimiento económico de la región.

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