El expresidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y actual presidente del Instituto de Desarrollo Industrial Sostenible (IDIS), Jesús Salazar Nishi, analizó las repercusiones del Megapuerto de Chancay en el contexto internacional, particularmente frente a la rivalidad entre Estados Unidos y China.
Tensiones geopolíticas en torno al Puerto de Chancay
“Este puerto preocupa a Estados Unidos por la estrategia de China para la internacionalización de su comercio a través del Puerto de Chancay. Esto podría tener consecuencias para el Perú debido a posibles respuestas de Estados Unidos, como la imposición de aranceles u otros mecanismos que castiguen nuestras exportaciones”, explicó Salazar a RPP.
El especialista también destacó la paradoja actual en las políticas económicas globales: “Lo curioso es ver a un país tradicionalmente liberal hablando de proteccionismo y, por otro lado, a un país comunista promoviendo un mercado más liberal. Tener medidas claras para atraer inversiones y consolidar nuestro lugar en el mercado global es crucial”, señaló.
Desafíos y oportunidades para el Perú
Salazar advirtió sobre la importancia de que el Perú esté preparado para maximizar los beneficios del Megapuerto de Chancay. Aunque esta infraestructura podría convertirse en una puerta de acceso al mundo, también podría limitarse a ser un simple punto de entrada para productos extranjeros, especialmente de Asia, que podrían competir de manera desleal con las industrias locales.
“El Perú carece de la infraestructura necesaria para gestionar eficientemente los millones de contenedores que ingresarán por este megapuerto. Es esencial desarrollar zonas económicas especiales y parques industriales en sus alrededores para aprovechar nuestras ventajas comparativas y fomentar la industria nacional”, propuso el experto.
Perspectivas industriales y económicas hacia 2025
En cuanto a las proyecciones económicas, Salazar destacó el pesimismo predominante entre los empresarios del sector industrial, quienes anticipan un crecimiento económico inferior al 3% para el 2025. Este panorama se ve influenciado por diversos factores que generan incertidumbre en el entorno empresarial.
Sin embargo, también resaltó una contradicción interesante: “Cuando se consulta a los empresarios sobre sus propias empresas, muestran un mayor optimismo. Esto refleja una confianza en su capacidad individual para adaptarse a los desafíos y prosperar, a pesar del contexto económico externo”.