Hace un año, Bélgica introdujo una nueva dinámica en el mundo laboral al permitir que los trabajadores compactaran sus 38 horas semanales en cuatro días, en lugar de cinco, obteniendo así un día adicional de descanso. Aunque la iniciativa fue acogida con cierto escepticismo, solo entre el 0,5% y el 1% de los trabajadores belgas optaron por este modelo, según estimaciones de varias organizaciones. Sin embargo, demostró ser un facilitador para la conciliación entre la vida profesional y personal en determinadas empresas.
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Esta novedosa medida no implica una reducción en la duración total de la jornada laboral, que sigue siendo de 38 horas semanales en Bélgica. Más bien, crea un marco legal que permite la compresión de estas horas en cuatro días, manteniendo el mismo salario. Quienes optan por este sistema aceptan jornadas diarias de hasta nueve horas y media, un desafío que algunos consideran enriquecedor.
Davy Serneels, un joven economista que adoptó esta modalidad poco después de su implementación. Describe la experiencia como un cambio positivo en su calidad de vida. Para él, trabajar cuatro días a la semana le brinda la oportunidad de dedicar más tiempo a su familia, especialmente a su hijo adoptado de cuatro años.
Aceptación masiva
Sin embargo, el modelo no ha ganado la aceptación masiva que algunos esperaban. Según datos de los principales secretariados sociales del país, solo entre el 0,5% y el 1% de los trabajadores lo adoptaron. Para los sindicatos belgas, la propuesta actual no cumple con sus objetivos, y abogan por un sistema donde se trabaje menos pero se mantenga el mismo salario.
El sindicato FGTB busca universalizar la semana de cuatro días, reduciendo la jornada laboral a 32 horas, equivalente a ocho horas diarias, sin afectar los ingresos. No obstante, existe escepticismo sobre la viabilidad de esta propuesta y las posibles complicaciones en la planificación empresarial.
SD Worx es una empresa de recursos humanos que ya ha implementado la semana de cuatro días para casi el 5% de sus empleados. La jefa de personal, Ellen Claes, destaca la importancia de garantizar el bienestar de los trabajadores y la continuidad en la atención al cliente. A pesar de las largas jornadas, no observaron una disminución en la productividad y, según Claes, la recompensa es un equipo más feliz.
En resumen, mientras la semana laboral de cuatro días en Bélgica no experimentó una adopción generalizada, generó reflexiones sobre el equilibrio entre el tiempo laboral y personal. Así como desafíos logísticos que podrían determinar su futuro en la dinámica laboral belga.