El mercado del bienestar ha pasado de ser un gusto ocasional a consolidarse como una necesidad diaria para millones de personas. Según el informe Future of Wellness de McKinsey & Company, que recopiló opiniones de más de 9,000 consumidores en Estados Unidos, China, Alemania y Reino Unido, la forma en que los usuarios perciben el bienestar ha evolucionado significativamente.
El estudio se enfoca en seis aspectos fundamentales del bienestar: salud, nutrición, sueño, ejercicio físico, apariencia personal y mindfulness. Estas dimensiones reflejan cómo las personas integran el bienestar en su rutina. Además, destaca que las generaciones más jóvenes lo consideran un elemento central en su estilo de vida.
El mercado global del bienestar ya supera los US$2 billones en valor. En Estados Unidos, los consumidores destinan más de US$500 mil millones anuales, con un crecimiento del 4 % al 5 %. También, el 84 % de los encuestados en ese país considera este tema una prioridad relevante. En China, ese porcentaje asciende al 94 %.

Millennials y Gen Z lideran la transformación del bienestar
La demanda está impulsada principalmente por millennials y jóvenes de la generación Z. Aunque conforman el 36 % de los adultos en EE. UU., estos segmentos representan el 41 % del gasto en bienestar. Cerca del 30 % ha incrementado su inversión en este rubro durante el último año.
Ambos grupos muestran gran interés por soluciones personalizadas, científicamente respaldadas y adaptadas a sus necesidades. Buscan opciones que incluyan herramientas digitales y que les permitan tomar decisiones informadas. Además, consumen contenidos sobre salud en redes sociales y siguen las recomendaciones de expertos digitales.
Mientras que Gen Z otorga mayor importancia a la apariencia física, los millennials valoran más las prácticas de mindfulness. También destacan áreas como la salud mental, la longevidad, el cuidado de la piel y el bienestar sexual, lo cual indica oportunidades de innovación para las marcas.
Seis áreas con alto potencial de desarrollo
McKinsey identificó seis categorías con proyección de crecimiento a partir del comportamiento del consumidor joven:
- Nutrición funcional: productos que ofrecen beneficios como mejora del sueño, salud digestiva, energía o refuerzo inmunológico. Se valoran los ingredientes activos como adaptógenos, probióticos o nootrópicos.
- Belleza y salud integradas: aumenta el uso de suplementos, cosmética preventiva y procedimientos no invasivos. Los consumidores buscan productos que combinen estética con bienestar.
- Longevidad y envejecimiento saludable: tanto jóvenes como mayores adoptan un enfoque preventivo. Se incrementa la oferta de productos que buscan beneficios inmediatos y sostenibles a largo plazo.
- Servicios presenciales y turismo de bienestar: retiros, clases personalizadas y experiencias sensoriales ganan terreno. Muchas personas se desplazan grandes distancias para participar en estas actividades.
- Control de peso personalizado: crecen las soluciones que combinan nutrición, tecnología, ejercicio físico y asesoría profesional. También aumenta el interés por medicamentos como los GLP-1.
- Salud mental y mindfulness: las generaciones más jóvenes presentan mayores desafíos emocionales, pero también muestran disposición a abordarlos. Usan apps, rutinas diarias y métodos alternativos para mejorar su bienestar psicológico.
Perfiles de consumidores en el ecosistema del bienestar
El informe clasifica a los consumidores en cinco grupos, definidos por su nivel de compromiso con el bienestar y sus motivaciones principales:
- Maximalist optimizers (25 % del total): usuarios jóvenes, informados y proactivos. Consumen intensamente, investigan y confían en la evidencia científica para elegir productos.
- Confident enthusiasts (11 %): enfocados en el fitness, valoran la fidelidad de marca y realizan análisis detallados antes de comprar. Son consumidores estables y constantes.
- Health traditionalists (20 %): adultos mayores que mantienen hábitos sencillos y saludables. Prefieren productos accesibles, comprobados y con etiquetas claras.
- Health strugglers (24 %): personas que desean mejorar su bienestar, pero enfrentan dificultades para mantener hábitos. Requieren soluciones accesibles, prácticas y motivadoras.
- Wellness shirkers (20 %): consumidores con bajo compromiso. Compran solo lo esencial, tienen sensibilidad al precio y escaso interés por adoptar nuevas rutinas.
Estrategias clave para competir en el mercado del bienestar
Las empresas deben adaptar su propuesta de valor ante un mercado que se diversifica rápidamente. McKinsey propone tres principios para competir de forma efectiva:
- Eliminar barreras: integrar productos, servicios y herramientas digitales en una sola solución. Las marcas deben atender necesidades reales y ofrecer experiencias completas.
- Fortalecer la credibilidad: destacar el respaldo científico de los productos. Los consumidores confían en marcas con evidencia clara y recomendaciones fundamentadas.
- Aportar valor real: competir por precio ya no es suficiente. Las marcas deben demostrar eficacia, calidad y utilidad práctica en la vida diaria del usuario.
La demanda por bienestar también crece en América Latina, lo que representa una oportunidad para que marcas regionales innoven con propuestas enfocadas en las necesidades locales. Las organizaciones que logren traducir las tendencias globales en soluciones concretas podrán posicionarse con ventaja en un entorno cada vez más competitivo.